Si pues, yo estudié en el Colegio San Agustín de Lima. Un colegio con una identidad deportiva (que la verdad nunca me intereso), de formación en valores cristianos y una disciplina activa. Pertenezco a una familia que por dos generaciones ha pertenecido a aquel plantel, tomando la decisión de ser inscritos sin vacilar. Ingresé en inicial, aún sin saber atarme los pasadores, a una sede en algún lugar de Monterrico .Mis padres orgullosos me llevaron a la sede de San Isidro, donde pasaría toda mi infancia, pubertad y parte de la adolescencia. A ese pedazo de terreno, donde veía imponente un gran coliseo, un patio gigante, algunas canchas y un territorio desconocido: los patios de secundaria. Conocí a la primera profesora que recuerdo tenerle cariño,Mary Roca, interesada siempre por todos sus alumnos, decidida a brindarnos una buena educación. No solo lo bueno se recuerda, en tercero me decían que peor profesora no me pudo tocar, Myriam, aquella mujer que finalmente se terminó volviendo mi amiga, a la cual algunos años después tuve el placer de pedirle que firme mi camisa. Llegado cuarto todo empezaba a cambiar, la disciplina era más fuerte, y las tareas se empezaban a complicar. Apareció aquella profesora, María Elena Polasek, hoy convertida en una traidora e hipócrita, a la que la recuerdo como una erudita en matemáticas, que no sabía cómo enseñarme a multiplicar. Llegado quinto las cosas cambiaron, empezaba a sentir el peso de la responsabilidad, por fin me interesaba pertenecer a alguna delegación (aunque no lo consiguiera), nuevos amigos, nuevas vivencias, nuevos juegos. Ya no eran dos grupos separados, niños y niñas, ahora éramos un todo. Recuerdo aún aquellos amigos, realmente amigos, a los que sigo viendo hasta estos días. A esos otros que se creían matones, que se burlaban de los demás, que los profesores los respetaban para no meterse en problemas, aquellos que hoy en día sus vidas no me importan…
Sexto fue la continuación de quinto, mucha diversión, el último año antes de ingresar a secundaria. Ese patio desconocido ya era mi terreno; corria, saltaba, caminaba, hablaba, ya era parte de él. Ése año sería el último en el que jugaría con plastilina, el último en el que jugaría chapadas, el último en el que podría darme el lujo de escribir con lápiz. Primero y segundo de secundaria me abrieron sus puertas, ya era grande, tenía otro uniforme, uno de chompa azul. Como experiencia personal, mis padres dejaron de plancharme las camisas, de forrarme cuadernos, de recogerme de la escuela, entre otros muchos cambios. Algunos de mis amigos se reían de que tuviera que hacerlo, otros no opinaban; yo solo atinaba a callar, en mi molestia. Esos años fueron los más felices, la presión era ligera, casi no tenía profesoras, solo profesores, y empezaba los cursos de ciencias. Luís Chavez, una leyenda humana me atrevo a decir, un profesor que le enseño a mis padre, y que incluso reprobó a dos de mis tíos, sería mi tutor. Tal vez no aprendí lo suficiente de él, debido a que no le tomaba atención, pero siempre le demostré un gran respeto. Ahora estaba de moda pertenecer a los equipos deportivos. Lástima que nunca me interesó ninguno, pero ¿Qué puedo decir? No abré destacado, pero tuve tiempo de formar verdaderos amigos. Tercero y cuarto fueron mágicos, empezaban los tiempos de quinceañeros, reuniones, salidas, etc.Conocí gente muy importante en mi vida nuevamente, algunos amores y hasta a mi mejor amiga. Estos eran los años donde mis padres me recordaban que los viviera al máximo, que no se repetirían. Aquellos profesores,Corita,Santacruz,Vidal,Lujan,Santos,Kike,Sandoval,Quijano,el magnifico Hernán Florez..Aquellos que prácticamente forzarían mi ingreso a la universidad. Aquellos que tuve la suerte de que hicieran gala de su sapiencia en quinto, junto con la picardía de aquellos asesores. Aquellos años donde finalizaría mi etapa escolar, esos buenos años.
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Hoy el panorama es diferente. Un buen día de Agosto del 2010, una noticia me desconcertó. El Padre director Senén Gonzales Martín había sido sustituido. En su lugar, ingresó el “Fray” Elías Neira, un personaje algo joven que no cumplía con los estándares de los directores de antaño.Correcto, un padre peruano. Qué buena noticia, el padre que volvió al colegio San Agustín de Chiclayo en una suerte de empresa con bachillerato, ahora arreglaría las cosas en Lima.
Yo quería ver esos cambios, me interesaba saber qué pasaría con el colegio. Mis primos y amigos me mantenían al tanto de que pasaba adentro, que nuevas había. Escuché que habían usurpado la oficina del director, que habían botado a algunos malos profesores, que el colegio estaba cambiando. Me parecía genial, al fin toda la lacra del colegio desaparecería.
No fue así. Lo que se hizo fue aplicar una administración despiada, que eliminara todo rastro de lo que alguna vez fue la identidad del colegio. No mas visitas libres, no más canchas gratuitas para exalumnos, no más conversaciones después de clases.”El colegio es para estudiar”, frase que lo excusa de sus acciones. No tengo conocimiento de sus verdaderas intenciones; sin embargo, puedo notar la insatisfacción del profesorado que alguna vez me enseñó, la molestia de muchos alumnos y ex alumnos que sienten que su colegio perdió su identidad. Este hombre ha dejado en la calle a muchos padres de familia que, aunque en muchos casos no merecían pertenecer al plantel, son queridos por los estudiantes. Me gustaría investigarte, Fray Elías, para saber cómo lo lograste. Como cambiaste todo un sistema basado simplemente en algo que funcionaba bien, como es la ética. Cómo te atreviste a subir la pensión del colegio a aquellas cantidades exorbitantes, sabiendo que muchos son becados, o pertenecen a estratos económicos bajos. Si quieres una empresa, puedes probar en otras áreas, pero no en una entidad como la nuestra. Esa lista de 34 profesores despedidos son el reflejo de tu tiranía, tus ansías de control. Si querías aplicar tus programas de desarrollo, debiste planearlo con tiempo, no eliminar todos tus obstáculos. Nuestro colegio forma personas, no máquinas.
Me siento inconforme, o debería decir nos sentimos, de la humillación que han sufrido nuestros profesores, a tal punto de hacerlos perder el control. Tuve la suerte de poder hablar con uno de ellos hace poco. Realmente usted ha cometido una falta grave, ya que yo creí que era un caso particular. Desarticuló un sistema que si fallaba, ese programa inútil llamado después del colegio; sin embargo, los implicados siguen ahí, “trabajando” sin escrúpulos. Algunos sí merecen ser expulsados, otros se entiende que se han acomodado al sistema para subsistir, incluso aquella acción me parece de lo más bajo.
Solo nos queda observar este nuevo año, en el que veremos el fruto de tu trabajo, ese tan anhelado bachillerato, cumplir esos grandes estándares internacionales, distinguirnos con nuestro nuevo logo y nuevo uniforme. La formación cristiana tal vez sea buena, te enseña a regular tus acciones; pero si no recibes una base de valores, eres uno más. Una maquina más que trabajará para ingresar a una universidad y producir dinero. Incentivarás a la exclusión social, al odio de tu alumnado y, sobretodo, al hostigamiento mental. Espero que tu plan falle, aunque sé que lo antiguo no se podrá recuperar. Buen año, director.
Hola! Yo soy ex alumna del San Agustín de Chiclayo, y la verdad no sé que comentar al respecto. Yo no estuve para los cambios pero mis hermanos menores sí.. y ahora el colegio está mucho mejor que antes, el bachillerato funciona excelente, el nivel a subido mucho y es cierto que también los costos pero es acorde al nuevo sueldo de los profesores que traen (especializados en bachillerato). Lo que yo condenaría sería la forma en que se realizaron estos cambios. Creo que el Fray (al que sí conozco personalmente) pudo cometer muchos errores, pero confío en que hará las cosas bien, solo denle un poco de tiempo.
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ResponderEliminarQué cosas del destino. Ingresé aquí buscando información sobre Fray Elías que acaba de dejar la dirección en el 2018 y me sorprende esta publicación.
ResponderEliminarMi menor hijo ingresó en inicial de 5 años en el 2013 y hasta ahora hemos recibido como familia uno de los mejores servicios educativos - soy docente y he trabajado en otros centros educativos de similares características y creo estar en capacidad de evaluar el sistema desde ambas perspectivas: como madre de familia y docente.
Como docente, debo comentar que entre el 2003 y hasta el 2010, se comentaba que el SA era un colegio exigente, pero cuyos alumnos tenían luego problemas de desempeño académico en la universidad (referencia: ex-alumnos y sobrinos míos en UP y PUCP). Vi, siendo docente por el 2003 hasta el 2007 cómo alumnos de bajo desempeño académico de nuestro colegio eran invitados con beca al SA porque eran buenos deportistas. En síntesis, entre los docentes se comentaba que el nivel del SA había bajado porque tenían muchos deportistas becados y porque no se estaban actualizando en las últimas tecnologías educativas, entre otras cosas.
Como madre de familia, cuando lo elegí como centro educativo para mi hijo, evalué 3 cosas: 1. la cercanía a mi domicilio. 2. el número de horas de inglés (tenían 10 en el 2013) y 3. Bachillerato Internacional. Hoy en día, el colegio San Agustín imparte cursos bilingües desde inicial. Mi hijo culminó el 5to de primaria el año pasado llevando Social Studies, Science y Language and Arts, aprendiendo el idioma inglés de manera inductiva. Siendo que ya está implementado el Bachillerato internacional, la metodología de enseñanza incide mucho en la investigación, los chicos avanzan sus materias integradas en base a un eje de investigación y hasta las reuniones de reporte bimestral son personalizadas: padre, madre e hijo. La docente invita al niño a exponer qué es lo que ha aprendido mientras nos muestra su portafolio y también reflexiona sobre sus dificultades (metacognición), luego asumimos compromisos juntos, para poder apoyarlo más.
Mi hijo aprendió a tocar la flauta en talleres libres gratuitos después de clase (arte y deportes) y louego el clarinete en la Concert Band de su colegio, en donde los profesores son del conservatorio y han representado al SA en Nueva Acrópolis ganando por más de dos años consecutivos, también perteneció al equipo de natación, el cual por ahora ha dejado porque fue invitado a un importante club de natación, gracias a lo que en su colegio aprendió. No todo es color de rosa, claro: las pensiones siguen subiendo, pero si comparo la infraestructura del colegio en el 2013 y el sistema de enseñanza con lo que es ahora, en el 2019, es un colegio hermoso. Aún se puede mejorar en contratación de docentes y no estoy muy al tanto de cómo manejan el contacto con la asociación de ex-alumnos, pero estamos muy satisfechos con lo que venimos recibiendo. Tal es así que cuando nos anunciaron que Fray Elías se retiraba del colegio, hubo gran conmoción entre la comunidad de padres de familia. Elías demostró una gran capacidad de gestión educativa (!), tal es así que fue invitado en más de una ocasión al CADE Educación y nos preocupa que quien lo reemplace pueda alcanzar la valla tan alta que ha dejado.
Y aquí viene lo interesante: cuando varios padres de familia hemos compartido nuestras dudas, nos han hecho saber que no se trata del director que ponen, sino de un plan estratégico que ya viene gestándose desde hace años - probablemente de la época en que tú escribes - y que ha llevado al colegio SA a posicionarse en el caso de éxito que es ahora: no hay vacantes para inicial de 4 años hasta el 2021 y para los demás grados, hay que esperar a que alguien se retire entre 3ero de primaria y 5to de secundaria. Lo bueno para los ex-alumnos es que sus hijos tienen prioridad en la obtención de vacante. Cosas de la vida, no?