Algo parecido a un cuento.
Un interesante aviso en el periódico anunciaba el trabajo.”Se solicita personal joven para trabajar en campaña navideña”. Era la oportunidad perfecta para aprender. El anuncio no hablaba de que clase de trabajo, ni requisitos, sólo presentarse en aquella calle de Aviación. Emprendió un viaje hacia aquella dirección, encontró la oficina y tocó el timbre.
-Buenas tardes, vengo por lo del anuncio – afirmó a la voz que provenía del intercomunicador.
-Oh, claro, en estos momentos no podemos atenderlo, el horario ha sido cambiado por un imprevisto. Pase a las 4 de nuevo-respondió la voz.
-No hay problema señorita, vuelvo en una hora-respondió, de buen modo, guardándose la ira que le producía perder tiempo.
La impaciencia lo invadía, necesitaba realizar alguna actividad. Fue a una juguería cercana a beber un jugo de naranja. El tiempo no ayudaba, solo quince minutos había pasado. Sacó su celular e hizo algunas llamadas. Terminó escuchando música en su reproductor portátil.
Era momento de retornar a la oficina. Sin embargo, ahora se encontraban una vasta cantidad de gente, con cara de encontrarse confundida y disgustada. La voz del intercomunicador se presento dando a conocer su nombre.
-Buenas tardes, soy Lourdes, disculpen la molestia-anunció. Mientras pronunciaba estas palabras, algunos se quejaban; otros, sumidos en su necesidad, esperaban impacientes a ingresar.
Unas escaleras lo conducían a lo que parecía un aula de colegio, algo pequeña, donde una pizarra se hacia notar. La mirada de él y los presentes la observaron anodados.Nadie entendía que clase de trabajo era; sin embargo, todos entendían los datos infrahumanos y presentes en la pizarra.
-Disculpe, ¿tiene algún conocimiento de en qué consiste el trabajo y si esas cifras son las reales?-Preguntó una joven de tés mestiza al interesado.-Pensaba que era un trabajo de medio tiempo-Dijo mirando a sus amigas, quienes hicieron una afirmación con su cabeza.
En ese momento Lourdes, ahora nerviosa y algo cohibida, observa al grupo y expone los datos de la pizarra. El grupo no lo puede creer. Los datos eran ciertos.
-…Como les comentaba, el trabajo consiste de vendedor durante veinte días. El horario es de diez a diez. Cuentan con una hora de “lunch” al mediodía y media hora de descanso a las seis. El pago es de trescientos cuarenta soles y si tienen hijos, cincuenta soles extra por cada uno- dijo la señorita, ahora confiada en sus palabras y observando la reacción del grupo.
Las miradas de las personas se transformaron en nostalgia, en especial la del joven interesado, quien solo levanto la mano.
-Señorita, este trabajo se aprovecha de la desesperación de la gente. ¿Le parece correcto ofrecernos este puesto, a gente que probablemente estudie o que tenga familia? Algunas de las personas presentes probablemente vienen de lejos, o han sacrificado otras oportunidades para acercarse aquí. Con la necesidad de un trabajo justo, que le permita mantenerse en una calidad de vida aceptable.-dijo indignado el interesado.
Las personas no mostraban alguna acción, sus miradas solo se posaban en el joven que había hablado. La mirada de Lourdes nuevamente se mostraba nerviosa. Simplemente no tenia palabras, no estaba preparada para una reacción asi.En ese instante, Lourdes dijo algo inesperado.
-B…Bueno...También tenemos puestos fijos para el siguiente mes, medio tiempo, el pago es un poco más y es por tres meses. Es en el área de almacén-dijo Lourdes, sintiéndose incapaz de poder controlar la situación. Definitivamente no estaba capacitada para aquella charla.
Algunos se pronunciaron, se retiraron y otros, como el interesado, solo observaban y pensaban. Él logró su objetivo. Consiguió forzar a la empresa a otorgarle un puesto levemente justo, que no solo él, sino todos los presentes buscaban. La gente estaba bien.
Me veo obligado a mostrar mi insatisfacción por este abuso total. A su vez, siento vergüenza de nuestra condición, que nos obliga a aceptar esta terrible situación a la que hemos llegado. La empresa nacional no funciona, dependemos del capital extranjero y la importación, ya que nos provee de productos y trabajo. La decencia se ha perdido, solo queda la desesperación. Tal vez tenía la opción de seguir buscando otro trabajo veraniego; sin embargo, ellos no. Por ello decidí actuar. Esperaba que me botaran, o que me respondieran de alguna forma inteligente, pero la reacción fue totalmente contraria. Me encontré con un ser humano confundido, con estudios, que sabía expresarse, pero sin respuestas. Incapacitada de demostrar que sabia lo que hacia.
Estas empresas que buscan gente normalmente son agencias que captan personal para luego ser enviados a trabajar en empresas mas grandes, como Ripley o Saga, como recomendados. No tengo conocimiento de si la ganancia es alta; sin embargo, comprendo que la gente enviada puede que no sea capacitada. Ellos solo seleccionan a los que consideran mejores, basándose en su currículo (muchas veces exagerados, como el mío por ejemplo), no importa si son desaquillibrados, eso ya es problema del contratante. Su personal no está capacitado para explicar los trabajos, solo siguen un texto y unas líneas que no ofrecen mayores detalles.
Respecto a las personas que asisten, en su mayoría son personas de estratos medios y bajos, mujeres y estudiantes, que buscan ganar un poco de dinero justamente. Al conversar con ellos, llegué a la conclusión de que buscaban un trabajo de ocho horas o medio tiempo si es posible, ganando sueldo mínimo o menos. No esperaban encontrar un trabajo de doce horas con tan pocas ventajas y con un sueldo tan ínfimo. Muchos dirán que la experiencia es también parte importante del empleo, pero ¿Realmente ser vendedor otorga gran experiencia? Es verdad que da mejor capacidad de relacionarse con otros; sin embargo, considero que con el alto nivel de estrés que produce trabajar doce horas, probablemente solo aprendan cómo amargarse la vida y liberarla con sus seres queridos. El sueldo que ofrecía esta empresa es una patada directa. No se puede vivir con esta cantidad. Tenemos que considerar en ese sueldo los pasajes, el almuerzo, el sandwichito intercomidas,alguna emergencia, u algún otro gasto extra que surja durante la jornada laboral, que prácticamente incluye todo el día. Vale también explicarle a estas empresas que la gente vive, esto lo digo porque el trabajo era de lunes a domingo. Son veinte días de trabajo sin descanso para trescientos cuarenta soles. Probablemente la ganancia final solo sea de cien soles, que a estas personas les servirán para comprarles regalos a sus familiares y amigos en navidad. Han sacrificado tiempo por esto. Estos no cuestionan el trabajo, lo aceptan porque no tienen otra opción. Necesitan un trabajo más justo, que ofrezca mayores oportunidades e incentivos, como premios por aumentar las ventas.
Ahora hablemos del plato fuerte. Las empresas contratantes. Éstas son en su mayoría capitales extranjeros que han visto una buena oportunidad en Perú. Estas nos han ayudado a “aumentar” el PBI y el índice de empleos, pero seamos sinceros. Las empresas no solo han visto una oportunidad para vender, sino una mano de obra desesperada, a la cual pueden explotar. La reconocida empresa Ripley paga a sus empleados en chile un promedio de mil dólares la jornada de ocho horas, sin incluir incentivos ni gratificaciones. El peruano gana seiscientos soles, todo incluido. Es una situación indignante pero cierta.Nisiquiera nombrar otras como Mcdonald, Starbucks,la ex peruana Wong y Metro, entre otras. La mayor parte de personas que entran en estos últimos son estudiantes, que aceptan el sueldo mínimo temporalmente, con el fin de recibir experiencia y algún dinero, sin embargo, hay independientes que se sustentan con este sueldo. La solución no está en retirarlas estas empresas del mercado peruano, y mucho menos nacionalizarlas, sinó en crear un organismo realmente regulador, funcional y totalmente incorruptible que obligue a cumplir una buena labor durante su periodo de actividad y que analice las leyes con el fin de que estas no aprovechen los vacios legales.
Hace poco la telefonía, en el área de internet, sufrió un cambio. Una serie de regularizaciones surgieron con el fin de ofrecer un mejor servicio hacia el público. Estas consistían en establecer multas que redujeran la velocidad de conexión a los usuarios que superaran los límites establecidos de transferencia de datos. La reacción del peruano fue inmediata. Se inició una lucha “virtual” para que se retractaran de aquella acción, haciendo recolección de firmas y mandando cartas al organismo regular, OSIPTEL, quien aún no se había pronunciado.Finalmente, esta regulación fue cancelada a medias, ya que a los usuarios que hayan adquirido el servicio después de julio del 2010 si se les penalizaría. Queda aún por ver qué estrategia usará para terminar aplicando esto a todos sus usuarios, tal como el caso de los contratos, en los que la persona solo estaba obligada a pagar el servicio de telefonía por seis meses y luego podían cambiarse de operadora. Su solución fue obligar al usuario a firmar un contrato por seis meses más.
Así como este,se ven muchas casos más de abusos cometidos por estas pseudo empleadoras progresistas, que a mi parecer hacen más daño que bien. Lo gracioso es que solo podemos aceptarlas permanecer sumisos a sus órdenes, o tal vez podamos darles una buena llamada de atención demostrándoles que también podemos manufacturar nuestro productos y dárselos. Todo depende de nuestra actitud.
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